
Mujeres del vino: voces que están transformando el sector
Hoy, 15 de octubre, en el Día Internacional de la Mujer Rural, Casa Gourmet pone rostro a quienes están transformando el vino español desde la tierra, la técnica y la emoción. Diez profesionales —Pilar Salillas, Teresa Muñoz, Eugenie van Ekeris, María y Beatriz Rodero, Isabel Salgado, Marina Simón, Chelo Miñana, Rosa Moraleda y Esperanza Elías— comparten su experiencia y su manera de entender una viticultura que, cada vez más, se escribe en femenino. Desde Casa Gourmet, celebramos el talento y la sensibilidad de las mujeres que lideran la transformación del vino. Sus historias, distintas, pero complementarias, reflejan un presente de innovación, sostenibilidad y respeto por la tierra. El resultado es un sector más diverso, más consciente y más humano. Porque el vino, como la vida, también tiene voz de mujer.

Isabel Salgado, enóloga de Bodegas Fillaboa (Masaveu Bodegas)
El vino como herencia y como elección
Distintos caminos, una misma raíz: el amor por la tierra y por un oficio que combina ciencia, arte y sensibilidad. Algunas nacieron entre viñedos; otras llegaron por vocación o curiosidad. Pero todas coinciden en algo: el vino les cambió la vida. “Crecí entre vendimias y conversaciones de bodega”, recuerda Beatriz Rodero, directora técnica de Bodegas Carmelo Rodero. Su hermana María, directora comercial, lo resume así: “No hubo un inicio, el vino siempre ha sido una forma de vida”.

María Rodero, directora comercial de Bodegas Carmelo Rodero
Para Isabel Salgado, enóloga de Bodegas Fillaboa, la pasión vino de casa: “Mis padres eran muy aficionados al vino y la gastronomía. Luego estudié Agrónomos, la especialidad más de campo que existe”.
Pilar Salillas, directora general y enóloga de lagravera, descubrió la enología durante sus estudios de ingeniería agrícola: “Gané un concurso de cata y supe que había encontrado mi camino”. Mientras, Teresa Muñoz Velasco, responsable de Comunicación y Marketing en Masaveu Bodegas, lo hizo desde el relato: “Empecé en Valladolid, en plena Ribera del Duero, y desde entonces el vino forma parte de mi historia personal y profesional”.

Teresa Muñoz Velasco, responsable de Comunicación y Marketing de Masaveu Bodegas
Desde otra óptica, Eugenie van Ekeris, CEO de Bodem Bodegas, llegó al vino movida por la curiosidad y el paisaje: “Mi marido y yo compartimos la fascinación por cómo el suelo y el clima dan forma al carácter del vino. Aragón nos conquistó y allí nació nuestro proyecto”. Y Chelo Miñana, directora de Canal Cliente Directo y coordinadora de Operaciones en Masaveu Bodegas, lo hizo desde la gastronomía y el turismo: “Mi pasión por el vino creció con la expansión del enoturismo, que ha sido mi forma de conectar con este sector”.

Eugenie van Ekeris, CEO y cofundadora de Bodem Bodegas
Rosa Moraleda, de Bodegas Príncipe de Viana, creció también entre viñedos: “En mi familia teníamos viñas en Alella y mi madre fue la primera sumiller titulada de Cataluña. Con 30 años decidí entrar en este mundo apasionante”. Por su parte, Esperanza Elías, enóloga de estas bodegas, confiesa con emoción que: “ya de niña embotellaba, lacraba y ordenaba añadas con mi padre, con cuidado y rigor”.
Desafíos que abren camino
El vino, como el campo, exige paciencia, convicción y una buena dosis de coraje. “El mayor reto ha sido elaborar vinos en una zona poco reconocida y diferenciarnos con biodinámica y mínima intervención”, explica Pilar Salillas, al frente de lagravera, hoy un referente en Cataluña.

Pilar Salillas, directora general y enóloga de Lagravera
Eugenie van Ekeris comparte esa visión: “Construir una bodega desde cero y ser sostenibles de verdad no es lo más rentable a corto plazo, pero emociona ver cómo ese compromiso deja huella”.
En el terreno empresarial, María Rodero lo vive con ilusión: “Recibimos satisfacciones cada día, pero el reto es seguir mejorando año tras año”. Su hermana Beatriz añade: “Mi desafío ha sido encontrar la identidad de cada vino y trasladar su autenticidad sin maquillajes”.
Desde la comunicación, Teresa Muñoz reconoce que “crear un departamento de comunicación en un grupo con varias bodegas y lograr que tenga voz propia” ha sido su mayor logro. Chelo Miñana, en cambio, ha hecho del turismo su campo de acción: “Mi satisfacción es ver cómo el enoturismo genera impacto social y económico en los pueblos donde están las bodegas”.
Para Marina Simón, de Bodegas deMuller, es un orgullo ver cómo una botella llega al otro lado del mundo y, con ella, una parte de nuestra cultura que consigue emocionar y conectar con quien la descubre.

Marina Simón, Export Manager de bodegas deMuller
Son maneras distintas de entender el éxito, todas unidas por el mismo hilo: la coherencia, el esfuerzo y el compromiso con el territorio. Para Isabel Salgado, la recompensa está en la precisión del día a día: “Mi mayor satisfacción es elaborar vinos de alta calidad y ver el trabajo bien hecho”.

Rosa Moraleda, responsable de la Zona Este para el Grupo Príncipe de Viana
Rosa Moraleda recuerda que al principio “había muy pocas mujeres en el sector y fue duro abrirse camino”. Su mayor satisfacción, añade, “es ver cómo ya no somos minoría”. Esperanza Elías, cree que el desafío pasa por encontrar equilibrio: “El reto es ajustar las decisiones enológicas al viñedo, al mercado y a la sostenibilidad, sin perder la identidad del vino”.

Esperanza Elías, enóloga de Príncipe de Viana
La mirada femenina: equilibrio, detalle y frescura
La incorporación de mujeres a todos los ámbitos del vino ha cambiado su lenguaje, su estética y su sensibilidad. “Las mujeres hemos aportado más sutilezas y complejidad a los vinos”, afirma Pilar Salillas.
Para Rosa Moraleda, la diferencia está “en la pasión, la dedicación y el esfuerzo que aportamos al vino”. Esperanza Elías matiza: “Más que algo esencialmente femenino, lo importante es el enfoque cultural y profesional que aporta diversidad de estilos y decisiones”.

Beatriz Rodero, directora técnica de Bodegas Carmelo Rodero
Beatriz Rodero lo explica desde la precisión: “Aportamos minuciosidad, constancia y un fuerte sentido de la responsabilidad”. María Rodero destaca “una sensibilidad especial por el detalle y la coherencia en el conjunto”.
Isabel Salgado coincide: “Somos meticulosas y cuidamos los pequeños detalles. Buscamos vinos más equilibrados y complejos”. Para Eugenie van Ekeris, esa mirada también tiene que ver con la conexión: “No se trata solo de hacer un vino excelente, sino de contar su historia con honestidad”. «La mirada femenina aporta una sensibilidad especial y se caracteriza también por una gran capacidad de adaptación, una constancia imparable y un espíritu colaborativo que nutre y enriquece un sector tan dinámico y apasionante como el del vino», explica Marina Simón.

Chelo Miñana, coordinadora de Operaciones en Masaveu Bodegas
Chelo Miñana aporta dos palabras clave: “Frescura y detallismo, esa nueva forma de mirar que suma sin romper las tradiciones”. Y Teresa Muñoz lo resume con una metáfora que ya se ha hecho célebre: “Aportamos una copa de alegría, una botella de empatía y un magnum de sensibilidad”.